El acto de habla

El acto de habla se constituye por:

Acto locutivo: es la idea o el concepto de la frase, es decir, aquello que se dice.
Acto ilocutivo: es la intención o finalidad concreta del acto de habla.
Acto perlocutivo: es el (o los) efecto(s) que el enunciado produce en el receptor en una determinada circunstancia.

los actos de habla se dividen en:

actos directos: son aquellos enunciados en los que el aspecto locutivo e ilocutivo coinciden, es decir, se expresa directamente la intención.
actos indirectos: son aquellas frases en las que el aspecto locutivo e ilocutivo no coinciden, por lo tanto la finalidad de la oración es distinta a lo que se expresa directamente.


Según Searle (discipulo de Austin), las fuerzas ilocucionales de un acto de habla pueden describirse siguiendo reglas o condiciones especificables, dadas tanto por las circunstancias como por el propósito que se sigue en diferentes actos ilocucionarios.

Clasificación

Los actos de habla ilocutivos son clasificados por Searle según su intención o finalidad.

Actos asertivos o expositivos: el hablante niega, asevera o corrige algo, con diferente nivel de certeza. Ejemplo: No preparaste el porfolio, ¡está incompleto!.

Actos directivos: el hablante intenta obligar al oyente a ejecutar una acción. Ejemplo: Ruego que me apruebe con notable.

Actos compromisorios: el hablante asume un compromiso, una obligación o un propósito. Ejemplo: El próximo año estudiaré mucho.

Actos declarativos: el hablante pretende cambiar el estado en que se encuentra alguna cosa. Ejemplo: Me quejaré por el examen ya que la nota que se me dióno es justa.

Actos expresivos: el hablante expresa su estado anímico. Ejemplo : Extraño mi país.


La falacia descriptiva

Austin llega a la teoría general partiendo de una teoría especial que se funda en la distinción entre lo constatativo y lo realizativo o performativo. Según él, durante mucho tiempo se había supuesto que el único fin de las emisiones era la de constatar hechos. En razón de ello, sólo podían ser verdaderos o falsos.

Emisiones realizativas (performative utterances) son las que no son ni verdaderas, ni falsas ni sin sentido. Por ejemplo:

Al decir "Sí, juro" en una toma de un cargo político no enunciamos algo. Al decirlo en esas circunstancias realizamos el acto de tomar funciones y las responsabilidades del cargo en cuestion
.
Cuando llegamos tarde y decimos "perdon" tampoco enuncio. Al decirlo realizo el acto de disculparme.

Sin embargo, es necesario que se den las circunstancias apropiadas, no basta con proferir la frase. Es cierto que las emisiones realizativas no describen hechos y no son verdaderas o falsas, pero pueden implicar hechos verdaderos o falsos. Hay que distinguir entre lo que se dice y lo que se implica. Si digo "regalo el reloj a mi hermano" es necesario que yo tenga reloj y un hermano.

La teoría de los infortunios

Las emisiones pueden ser afortunadas o desafortunadas según las circunstancias.
Infortunios son las diversas maneras en que una emisión realizativa puede ser insatisfactoria. Surgen cuando se rompen determinadas reglas:

Debe existir un procedimiento convencional que tenga un cierto efecto convencional y ese procedimiento debe incluir la emisión de ciertas palabras por parte de determinadas personas en determinadas circunstancias.

Las personas y circunstancias particulares del caso deben ser las apropiadas para la invocación del procedimiento particular al que se apela.

El procedimiento debe ser ejecutado por todos los participantes y completamente.

Cuando el procedimiento está pensado para ser usado por personas que tienen ciertos pensamientos o sentimientos, o para la inauguración de cierta conducta subsiguiente por parte de cualquier participante, entonces una persona "en" y por ello invoca "el" procedimiento, debe tener esos pensamientos o sentimientos y los participantes deben tener la intención de conducirse de ese modo, y además

deben efectivamente conducirse de ese modo en lo sucesivo